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¡Regresa al origen! Cocina como en casa de la abuela

 

¡Regresa al origen! Cocina como en casa de la abuela

 

Es de preocupar que las principales características de la alimentación actual sean el exceso de lácteos, harinas refinadas, dulces, carnes rojas y procesadas, edulcorantes químicos y más. Un poco la oferta y disponibilidad de alimentos y otro tanto malos hábitos adquiridos. Por tal motivo, deberíamos considerar el regreso a una alimentación más saludable, más como… la de nuestras abuelas.

 

Podríamos partir de este principio, si retomamos la cocina como se hacía en los años 50’s nuestra alimentación sería substancialmente mejor porque nunca se podría añadir tanta azúcar, sal o aceite como lo encontramos en los alimentos procesados. Pero ¿cuáles eran los principios de la forma de cocinar de las personas de ese entonces?

 

Para empezar, las abuelas estaban sujetas a los cambios del clima y propiedades de la tierra, y vivían completamente ajenas de la influencia de las patentes de semillas o los intereses de la industria alimentaria. Por tanto, los alimentos que llegaban a sus mesas eran naturales y ricos en nutrientes.

 

Un básico de esos tiempos era comer frutas y verduras de la estación y en su punto de maduración ya que es precisamente lo que más sabor y nutrientes tiene. Hace unos años era prácticamente imposible conseguir mangos en febrero y se sabía que las mandarinas son frutas de los meses de invierno, perfectas para combatir los resfriados. El contraste es que ahora puedes encontrar casi cualquier fruta en al momento que sea del año, pero evidentemente esto le resta sabor y calidad a la preparación de los alimentos.

 

Otro punto que se ha visto afectado es la calidad de la alimentación. El consumo elevado de carnes rojas han generado organismos tóxicos y problemas serios de salud. No obstante, es prudente señalar que la carne roja contiene nutrientes importantes como vitaminas B3, B12, B6, Hierro y Zinc, necesarios para el cuerpo, pero su ingesta es recomendable máximo una vez por semana. Una buena alternativa son lentejas con arroz u otras combinaciones de legumbre y cereal; esos son platillos son completos, nutritivos y proporcionan saciedad. Así lo hacían nuestras abuelitas, ya que en esos tiempos la carne era más cara y menos accesible, aunque de mejor calidad.

 

De igual forma, la dieta de nuestras abuelas incluía el consumo de cereales, legumbres, frutas y hortalizas de temporada, y sobre todo el huevo, que se sabe es la mejor y más pura fuente de proteína. Otro factor que tenían a su favor era que tomaban poca leche y productos derivados, varios estudios demuestran que el consumo de lácteos causa inflamación ya que no es sencillo para los humanos procesar la proteína de la leche de la vaca.

 

Si nos apegamos a esos principios podemos aprender de su simplicidad y naturalidad al cocinar; pero sobre todo preferir alimentos poco o nada procesados, es volver a los orígenes de una alimentación más sana y de mejor calidad. La cocina es un legado que requiere tiempo, cuidado y mucho amor, si tu intención es migrar a una forma de comer más natural y saludable, lo primero que debes hacer es meterte en la cocina y experimentar con sabores y texturas.

 

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Por Vegetalistos.